#AlFinDelMundo – DÍA 10
Ayer fue día peculiar. Y además, peculiar por muchas razones.
En primer lugar, por que la distancia que teníamos que recorrer según la ruta superaba por poco los 100km. Pero la distancia que acabamos recorriendo, y el dibujo que hicimos en el mapa, es muy similar al de un asiático perdido en Badajoz. Todo sobre la marcha.
Por la mañana, dirección a Vilalba viniendo de Gijón nos desviamos hacia una salida que ponía “Playa del silencio”. Grandísimo acierto, pues descubrimos uno de los rincones más bonitos del viaje, donde prácticamente no había nadie. Y el nombre lo define muy bien: Había playa y silencio, nada más… o prácticamente nada más: ir a estos sitios con un sonidista profesional hace que descubras detalles de su trabajo, como ponerte a andar y oír un grito “¡Un momeeeento, estoy grabando un wild track!”. Y un wild track es precisamente eso: una pista del sonido de la naturaleza. Si te paras a escucharlos descubres que, efectivamente, la playa del silencio es en realidad la playa donde la naturaleza suena, y lo hace con toda su fuerza. ¡Vivan los wild tracks!.
Después de una comida en el puerto de Luarca (y qué duro está siendo este viaje…) nos vimos algo apurados por la carga del coche, precisamente por los desvíos mañaneros, así que paramos a cargar en un sitio donde sabíamos que sería difícil conseguir el permiso para que nos dejaran cargar… pero que sabíamos que había electricidad seguro. Y además, electricidad limpia, muy limpia. ¿Queréis saber dónde fue? ¡Pues no lo voy a contar! Lo veremos próximamente 🙂 De momento, algunas fotos:
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