Sobre Pau
Pau Garcia-Mila es un emprendedor en serie y comunicador nacido en Barcelona en 1987. Fundó su primera empresa a los 17 años, que fue posteriormente adquirida por Telefónica. Ha sido nombrado Innovador del Año en 2011 por la publicación del MIT TR-35, y es ganador del premio FPdGI Princesa de Girona.

Pau es también fundador de Ideafoster, consultora especializada en innovación disruptiva que en 2018 fue adquirida por Canvia (empresa del grupo Advent International), y de Founderz, escuela de negocios online no convencional.

En paralelo, habla en conferencias sobre Innovación, Éxito y Fracaso y da clase en ESADE donde es parte del equipo del Master en Digital Business.

México, el «otro» Silicon Valley

Durante el año pasado tuve la oportunidad de viajar varias veces a México (a 6 ciudades distintas), y pude descubrir a muchas personas que estaban apostando fuerte por la innovación. Ya conté en el artículo «México, emprendedores y actitud» mi visión sobre el estado de la emprendeduría en el país, pero quisiera hablar más sobre las posibilidades de futuro desde un punto de vista europeo.

En los últimos años México ha visto nacer cientos de empresas de base tecnológica que apuntaban muy alto. Algunas han acabado internacionalizándose, y otras, en muchos casos, han acabado derivando hacia empresas de servicios: Esto es, aplicar lo que se ha aprendido durante algún tiempo emprendiendo un proyecto específico para poder ayudar a otras empresas a crecer más rápido o realizar algunos proyectos concretos.

Este hecho, a pequeña escala (por ejemplo, en una ciudad mediana), es imperceptible: Una empresa más de servicios. Pero a gran escala, puede cambiar una industria entera. Para explicarlo, veamos lo que ha pasado hasta ahora:

Con una población de 120 millones de habitantes, una gran mayoría de empresas Mexicanas había apostado por no salir fuera, también en el mundo tecnológico: Agencias de márketing, empresas de programación web o de apps, que se dedicaban a dar servicio exclusivamente a clientes mexicanos, y podían vivir bien.

El problema (o oportunidad) es que cuando de golpe aparecen cientos de empresas «nuevas», que a pesar de que llevan un tiempo abiertas con un producto como foco han evolucionado hacia empresas de servicio, la población y número de empresas que antes parecía gigante se va haciendo pequeña, y hay que salir.

Combinando este hecho con la excelencia tecnológica que se puede encontrar en algunas zonas del país, se genera un mercado increíble: Universidades punteras en uso de las últimas tecnologías, proximidad con Silicon Valley que permite importar conocimiento y atraer talento para introducirlo como piezas en la formación universitaria, tener estructuras como CANIETI (la Cámara Nacional de la Industria Tecnológica)… Todo esto provoca que esas empresas que evolucionan hacia el servicio puedan ofrecer una calidad equiparable a su homólogo en Estados Unidos, a un precio más competitivo, y abriéndose hacia Europa: Y es ahí donde creo que está la clave.

Con los últimos años de crisis en Europa, muchos países (incluido España) se han preguntado como optimizar la producción y la innovación de sus productos. Durante muchos años se ha externalizado producción (sobretodo programación) a India, pero con la demanda actual, el precio ha acabado equiparándose al del propio país en muchos casos, sobretodo al compensar el sobre-esfuerzo necesario para coordinar equipos que están lejos y con varias horas de diferencia horaria.

En cambio, cuando Europa ha dejado de mirar solamente a un lado y ha empezado a explorar acuerdos comerciales con América Latina (empezando con México) se ha encontrado todas las empresas que mencionaba antes preparadas para dar un muy buen servicio, y lo más importante: Encargarse de la gestión del servicio, bajando el tiempo requerido de coordinación del mismo. Esto es, una oportunidad para empresas europeas de crecer, y una oportunidad para empresas Mexicanas de salir fuera y crecer al mismo tiempo.

En resumen, creo que estamos cerca de ver como México evoluciona en el campo digital como una puerta de entrada a América para muchos productos europeos del mundo digital.

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