Mi experiencia con los auriculares Beats
Hace un mes recibí en mi casa un paquete de esos que pasas días mirando cuando llegará en la web del servicio de mensajería de turno. Contenía ni más ni menos que un nuevo Macbook Pro (Retina, 13’’) acompañado de unos auriculares Beats Solo II.
He de confesar algo: Después de años escuchando a profesionales del mundo de la música decir que los Beats estaban sobrevalorados, y que hay alternativas más baratas y que suenan mejor… los quise probar, sinceramente, porque no pagué nada por ellos. Si hubiera tenido que pagar los 170€ que costaban, probablemente nunca habría estado escribiendo este artículo. Y sería una pena, la verdad.
Los auriculares Beats tienen varias cosas que los hacen diferentes, y que te arrancan una sonrisa cada vez que los vas a usar. Detalles, sí, pero detalles que hacen que pagues más por ellos.
En primer lugar, su diseño. Esta debe ser la principal razón por la que Apple compró Beats. El diseño, tanto en la estética y en la funcionalidad, se parece mucho a lo que hace Apple con sus máquinas. Un diseño exterior cuidado, y un diseño funcional que hace que intuitivamente y sin haber leído ningún tipo de instrucciones, justo después de sacarlos de la caja ya sepas montarlos y plegarlos, dejándolos en un tamaño perfecto para entrar en su funda y meterlos en una mochila.
Otra cosa. El cable que los une al ordenador, resistente, bien pensado y diseñado, y que tiene un micrófono incorporado. No pierdes funcionalidad respecto a unos auriculares del iPhone, por ejemplo, para hacer un Skype o responder a una llamada desde el Mac.
Más cosas. La adaptación a las orejas. Si bien no son unos cascos pensados para cubrir la oreja completamente y aislarla, y tampoco tienen un sistema activo de cancelación del ruido, la verdad es que cuando los tienes puestos no oyes nada de nada si te hablan a 1 metro con una voz normal, sin gritarte.
Finalmente. El sonido. Y sí, lo he dejado para el final expresamente. Aquí, para hablar del sonido, tenemos que diferenciar entre el común de los mortales (yo) y el crack del sonido que sabe apreciar los bajos y los graves mejor que David Guetta. En mi caso, desde el primer momento el sonido me pareció espectacular. Claro, vuelvo a recordar, que muchos cracks del sonido me habían dicho que los Beats sonaban regulín, por lo que era como ir al cine esperando ver una película normalilla… y salir llorando de felicidad.
Todo esto gana más sentido en el momento en que conectas los auriculares al Macbook. De hecho, este artículo lo escribí desde el vuelo Madrid-Quito para ir a Campus Party Ecuador, y escuchando música de Rafa Pons. Y no sabría deciros si el señor de al lado estába cantando Mocedades, rezando o gritando a alguien porque solo le veía mover los labios.
Por todo esto, combinar la experiencia de los Beats con el Macbook nuevo, al que la batería dura lo prometido (todavía), y hace que te olvides de lo que era un píxel… pues te pone una sonrisa. Tanto, que acabas escribiendo este post.