Las historias del «Señor M»
Hablar en público y ser convincente es algo indispensable en el Siglo XXI. Ya sea en el trabajo, delante de un cliente, en una reunión de alcohólicos anónimos… El que comunica bien suele ganarse a la audiencia, sea de la manera que sea. Pues bien, en este artículo me gustaría tratar la más absurda de todas… tan absurda como brillante.
Para ello, tenemos que ver el caso del señor M (de «Muletas») que se ha operado de la rodilla y lleva muletas. Dado que es autónomo (no hay baja que valga), tiene que estar todo el día arriba y abajo, y ahora lo hace en taxi, dado que conducir igual no sería la mejor idea y allá donde va muchas veces no hay transporte público.
¿Y qué hace en los taxis, que tenga que ver con comunicar bien? Muy fácil, los usa como «Speak Corner» de historias inventadas.
En el fondo, lo tiene fácil: llevar muletas conlleva que te pregunten un “qué te ha pasado” cada vez que te cruzas alguna palabra con alguien, sea conocido o no. Y lo que sería una repetición cansina de un mismo relato, que al final cansa e invita a llevar papelitos impresos con la explicación, nuestro amigo M lo ha convertido en una plataforma de mejora de sus habilidades comunicativas.
Cada vez que un taxista le pregunta por su suerte él inventa una nueva historia con su contexto, sus personajes, un lugar, los hechos… Se ha caído por las escaleras de una gran superficie para evitar que una abuela se cayese, le ha roto la rodilla una yegua de una coz, se ha caído de un ascensor sin frenos 5 pisos, era operador de cámara en conflictos bélicos y va y se rompió la rodilla en la ducha del hotel… Tiene mil historias, para mil taxis.
Entonces, ¿podemos afirmar que la mejor manera de perder el miedo a hablar en público y dominar una conversación es rompernos la rodilla? Sin ninguna duda. Es la mejor de todas. Si, por el contrario, preferimos evitar el dolor, evidentemente hay otras maneras, pero seguro no serán tan efectivas.
Siguiendo el estudio del señor M, cuando cuenta las historias de sus muletas, sigue unas normas que debemos tener en cuenta, ya que si las saltamos, nos pillará el toro:
- Tenemos que saber de lo que hablamos. Si nos ponemos a contar algo, que no nos deje sin argumentos una pregunta que no sepamos responder. Al final estamos hablando de algo nuestro, así que somos los más indicados para dominarlo.
- Debemos estar preparados para los ataques. Que duden de lo que dices es algo normal. Espera que te ataquen y prepara una buena defensa.
- Hablemos con calma. Ni rápido ni lento. Con normalidad. Así transmitimos credibilidad.
- Rompamos el hielo. Ir «a saco» sin esperar a que el interlocutor muestre interés es atacar. Mejor ir poco a poco.
- Observar las reacciones es algo clave. Así sabremos como adaptar la velocidad y tono del discurso a partir de esas reacciones.
¿Me dejo alguna más? En cualquier caso… ¡a rompernos la rodilla!