Hola, tengo una idea
Hace unos años, concretamente desde que publiqué el libro «Tienes una idea«, empecé a recibir un tipo de e-mails que se ha ido repitiendo en el tiempo: personas que han tenido una idea y buscan una opinión antes de lanzarse a tirarla adelante. Lo curioso es que, a pesar de que las personas que los mandan son muy distintas, muchos e-mails siguen un esquema parecido: empiezan por tantear el terreno, preguntan si quiero/puedo ayudarles con una opinión, y después, al responder que sí, mandan más información.
Estos e-mails me han hecho aprender muchas cosas. Desde ver como ideas locas pueden acabar funcionando, hasta preguntarme qué tienen algunos e-mails que hacen que te enganches a leerlos. ¡Incluso fueron parte del empujón inicial para acabar fundando IdeaFoster! Pero si escribo este post no es para hablar del fondo, sino de la forma: ¿Qué debe tener un e-mail que mandamos a un desconocido para captar su atención?
En primer lugar, algo clave que debemos mantener en la cabeza todo el tiempo que estemos escribiendo: el destinatario recibirá nuestro e-mail de manera inesperada, ya que nadie le avisó que le escribiríamos. Esto implica que debemos intentar llamar su atención y además, ayudarle a optimizar el tiempo (seguramente tendrá muchas cosas en la cabeza). He visto e-mails con largas introducciones sin contenido, otros que dudan de tu confidencialidad y te piden jurar que no lo contarás, unos que dudan de tu compromiso y te hacen suplicar por la idea… de todo.
Así que he me he planteado resumir las ideas en las que me basaría cuando escribo un e-mail a una persona de quién busco una opinión, y no conozco. Aquí van:
– Pon un título que lo haga interesante y a la vez dé un poco de información. El destinatario tiene que abrir el correo, ¡Dale motivos para hacerlo!
– Centra el mensaje. ¿Qué quieres conseguir? ¿Qué buscas del destinatario? Plantéatelo y ataca.
– Trabaja el texto. El mítico «elevator pitch» del que tanto se habla en eventos de emprendedores existe en los correos. No es hablado, pero se debe aplicar. Aprende a contar tu idea en pocas palabras.
– Cuantas menos interacciones pidas, mejor resultado tendrás. Si a veces a ti se te olvida responder correos, no pidas esfuerzos suplementarios a otros.
– Evita mandar documentos largos. A no ser que te lo pidan o que te interese que el destinatario analice un punto concreto, no mandes archivos de 40 páginas. Son largos y cuestan de leer.
– No dudes del compromiso. No puedes decirle a alguien que tienes una idea, que se la quieres contar pero que debe jurarte que no la copiará. Si no es de fiar, no le mandes un correo.
– Insiste. Si no hay respuesta en primer lugar deja unos días. Si sigue el silencio, insiste con uno o dos correos. Y ya. Pasar de aquí es acosar.
¿Se te ocurre algun truco más? Mándame un e-mail 😉