El libro de tu vida
Un amigo me insiste cada semana en que lo más apasionante de hacer una empresa es… hacer una empresa. Es decir, el viaje de montarla, el espacio-tiempo entre el «tengo una idea» y «acabo de firmar la constitución de la sociedad». Y es una pena, porque aunque a veces ese período puede durar semanas, incluso meses, una vez esté todo montado nos costará recordarlo con detalle y llegaremos, seguramente, a olvidar todo eso para llenar la memoria con recuerdos más actuales.
Es por eso que deberíamos pensar en cómo guardarlo todo en una especie de libro, ya tenga un formato puramente analógico (libreta llena de anotaciones) o digital (carpeta llena de vídeos, fotos y notas), o cualquier otra manera. Esto implica a veces, ir por ahí con una cámara, pero hoy en día ya no nos sorprende ni ver a un tío por la calle con una Go-Pro pegada a la cabeza ¿no?.
Los efectos de hacer eso solo pueden ser positivos:
Si triunfamos, alguien querrá convertir todo eso en documental y emitirlo por TV. Si fracasamos, probablemente lo miraremos diez veces para ver qué hicimos mal y recordar los buenos momentos mientras lo montábamos: Nada nos transmitirá tanta ilusión para volver a empezar que ver las ganas con las que lo montamos una vez.
Yo lo hice, y el resultado acabó siendo un libro con todos los consejos que me habían dado convertido en una serie de capítulos que transmitían el mensaje que puse por título: Está todo por hacer. Y luego vino otro, Optimismamente, y quizá en unos meses, incluso otro.
Y la verdad, es que ese amigo tiene toda la razón: Nunca hubo nada tan útil como documentar. Para no olvidar.