El grande y el pequeño
Que una idea sea buena o mala lo debería juzgar el tiempo, no las personas. Porque si somos las personas las que juzgamos las ideas, suele pasar que para una misma idea aparecen jueces benevolentos (usuarios) y jueces abobinables (los perjudicados por lo que ofrecemos, y la competencia). Hay veces en las que tenemos algo entre manos que gusta, que funciona, pero que algunos se obstinan en pisar y destrozar.
Hablar de zona de confort cuando nos referimos a una persona y su situación personal es más o menos fácil. Cuando lo hacemos de un colectivo, no. Mezclamos el día a día, realidades, problemas, y generalizamos para poder sacar unas conclusiones que entendemos extrapolables a todo el mundo. Hacer esto, pero, tiene peligro.
El mayor problema es que los intereses de algunos demasiadas veces interfieren y desvirtúan los de otros. Monopolios, supuestos derechos adquiridos que luchan en contra del avance y de la innovación… Y en el otro lado, ideas y proyectos que se ven destrozados por el discurso de los que ven peligrar su estatus. A veces, el problema va más allá de la simplicidad que nos quieren hacer ver.
Esto pasa en empresas, con los amigos, en la calle… Siempre con peces grandes camuflados entre los pequeños. Los primeros se llevan a la boca la mayor parte del botín, los otros luchan por sobrevivir estando en primera línea del frente. El grande se come al pequeño. Y se acabó.
PD: No, no estoy hablando de Uber… solamente.