Sobre Pau
Pau Garcia-Mila es un emprendedor en serie y comunicador nacido en Barcelona en 1987. Fundó su primera empresa a los 17 años, que fue posteriormente adquirida por Telefónica. Ha sido nombrado Innovador del Año en 2011 por la publicación del MIT TR-35, y es ganador del premio FPdGI Princesa de Girona.

Pau es también fundador de Ideafoster, consultora especializada en innovación disruptiva que en 2018 fue adquirida por Canvia (empresa del grupo Advent International), y de Founderz, escuela de negocios online no convencional.

En paralelo, habla en conferencias sobre Innovación, Éxito y Fracaso y da clase en ESADE donde es parte del equipo del Master en Digital Business.

¿Deberíamos educar a los niños para que sean emprendedores?

¿Deberíamos educar a los niños para que sean emprendedores?

Hace ya algunos años que en diferentes países del mundo se empezó a incluir «espíritu emprendedor» o «emprendimiento» como asignaturas en colegios e institutos, algunos incluyendo ese tipo de asignaturas antes casi de que los niños aprendan a hablar y otros esperando a los 12-14 años para empezar. En ellas se tocan muchas cosas, desde capacidad de resolver problemas creativamente, hasta pensar diferente, pasando (en algunos casos) por repasar la biografía de Amancio Ortega.

Sin embargo, y ahora que soy padre, me pregunto si me gustaría que mi hijo hiciera este tipo de asignaturas dentro de unos años… y la verdad, no sé qué responder. Creo que es imprescindible reflexionar sobre qué esperamos que se enseñe en una clase de emprendimiento. Y a partir de ahí, cada uno decidir si quiere eso para sus hijos o prefiere evitarlo. Aquí van mis reflexiones:

En resumen, creo que deberíamos tener cuidado sobre qué transmitimos a los más pequeños, especialmente en épocas duras y de crisis económica. He visto profesores que explican a los niños que si quieren evitar vivir más crisis en el futuro tienen que ser muy emprendedores. Que ser emprendedor es la única manera de evitar las crisis. Casi les ponen la pistola en la cabeza para que firmen una escritura de constitución, prometiendo el éxito asegurado.

No sé a vosotros, pero si a mi me hubieran dado una asignatura sobre «ser carpintero» y me hubieran dicho que la única manera de ser feliz, de ayudar a mi familia y a la sociedad, de no ser un vago, y de hacer algo de provecho es siendo carpintero… hoy me dedicaría a cualquier cosa menos a eso. Por esa razón, creo que tenemos que vigilar mucho cuando proponemos clases de «emprendimiento», ya que podrían acabar dando la vuelta y creando (si cabe, todavía más) distancia entre la realidad de montar un proyecto propio y la imagen que se tiene socialmente de ello.

Así que, si puedo dar mi opinión: para los niños, más pensamiento creativo y menos biografías de Amancio Ortega.