Sobre Pau
Pau Garcia-Mila es un emprendedor en serie y comunicador nacido en Barcelona en 1987. Fundó su primera empresa a los 17 años, que fue posteriormente adquirida por Telefónica. Ha sido nombrado Innovador del Año en 2011 por la publicación del MIT TR-35, y es ganador del premio FPdGI Princesa de Girona.

Pau es también fundador de Ideafoster, consultora especializada en innovación disruptiva que en 2018 fue adquirida por Canvia (empresa del grupo Advent International), y de Founderz, escuela de negocios online no convencional.

En paralelo, habla en conferencias sobre Innovación, Éxito y Fracaso y da clase en ESADE donde es parte del equipo del Master en Digital Business.

Cómo contar un proyecto en público

Comunicar bien es muy importante, básico y necesario para cualquier proyecto. Más allá de poder contar en un minuto nuestro proyecto por si nos encontramos al magnate de turno en el ascensor (y tiene el día bueno y quiere escucharnos), es importante pensar en cada momento cómo debemos transmitirlo, y reflexionar unos segundos sobre quién tenemos delante: Si acabamos contando lo mismo a un inversor que a un usuario final, probablemente estaremos contando muy poco del modelo de negocio al inversor y mucho de la economía de la empresa al usuario, y probablemente ninguno de los dos quedará enamorado.

De todas maneras, la razón de escribir este artículo va más allá de saber exponer con claridad nuestro proyecto, ya que existen multitud de artículos y libros sobre cómo decidir qué contamos al hablar de nuestro proyecto: Quiero hablar del cómo lo hacemos.

¿A quién no le ha pasado nunca que una frase escrita en Whatsapp o Messenger o ICQ (quien no sepa lo que es ICQ es que es muy joven) se entienda absolutamente al revés de como la pensamos? Es normal: Si le quitamos la emoción a lo que decimos, solo quedan palabras y cada cual las interpretará de una manera distinta. A pesar de esto, todavía hay mucha gente que continúa escribiendo sus discursos en un papel, con toda la emoción del mundo cuando los escribe, y simplemente leyéndolos delante del público tres semanas después, y sin la emoción. 

Yo siempre he defendido que es mejor dejar en evidencia alguna dificultad para hablar en público, pero hacerlo con emoción y ganas (y sin papel o powerpoint) que no hacer un discurso y presentación perfectos y limitarnos a leer en voz alta lo que pone en la pantalla. Y poco a poco irá mejorando, hasta que nos feliciten por la buena exposición.

Y para prepararlo, lo que a mi me funciona es dibujar un triángulo en un papel (técnica que me contó en su día mi primo Albert) y escribir en cada una de las esquinas qué mensaje quiero dar, en forma de titular: Esto me permite reducir el discurso a tres puntos clave, y lo más importante: recordarlos fácilmente y poder salir sin papeles en las manos ni powerpoint en la espalda. ¿Qué me queda mucho tiempo? Me alargo un poco más en alguno de los puntos. ¿Qué queda poco tiempo? Aprieto el mensaje en alguno de ellos y paso al siguiente. 

En resúmen, al hablar de nuestro proyecto ponemos un listón: Lo que creemos en él. Y el listón tiene que estar muy alto. Básicamente porque nadie creerá más en nuestro proyecto de lo que creemos nosotros.